¿Es legal alquilar un piso sin contrato?

Es legal alquilar un piso sin contrato

Alquilar un piso sin contrato en España es una práctica que, aunque común en ciertos ámbitos, plantea serias dudas legales y riesgos tanto para el arrendador como para el arrendatario. En este artículo, exploramos la legalidad de alquilar un piso sin contrato, sus implicaciones y los riesgos asociados.

¿Qué dice la ley sobre alquilar un piso sin contrato?

En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) es el marco legal que regula el alquiler de viviendas y establece las obligaciones y derechos tanto de los arrendadores como de los arrendatarios. Según esta ley, aunque el contrato de arrendamiento no necesariamente debe formalizarse por escrito, hacerlo aporta seguridad jurídica a ambas partes. La LAU favorece la existencia de un contrato escrito ya que este sirve como prueba de las condiciones acordadas entre las partes.

Técnicamente, alquilar un piso sin un contrato escrito no es ilegal en España, sin embargo, esto no significa que sea recomendable ni que esté exento de consecuencias. La ley reconoce los contratos verbales, pero su existencia y las condiciones acordadas pueden ser difíciles de probar en caso de disputa. Esto puede llevar a situaciones de incertidumbre y posibles abusos, ya que sin un contrato escrito, se complica mucho hacer valer los derechos y obligaciones de cada parte.

Implicaciones fiscales de alquilar un piso sin contrato

Desde el punto de vista fiscal, el arrendador está obligado a declarar los ingresos obtenidos por el alquiler del inmueble, independientemente de la existencia de un contrato escrito. El incumplimiento de esta obligación puede acarrear sanciones y recargos por parte de la Agencia Tributaria. 

Por otro lado, el arrendatario pierde la posibilidad de deducirse en su declaración de la renta los gastos asociados al alquiler en aquellas comunidades autónomas que ofrecen esta ventaja fiscal, ya que sin contrato es imposible acreditar ante la Administración Tributaria el pago del alquiler.

Riesgos para el arrendador y el arrendatario

Para el arrendador, alquilar sin contrato incrementa el riesgo de encontrarse con inquilinos que no cumplan con sus obligaciones, como el pago puntual del alquiler o el cuidado del inmueble. Sin un contrato escrito, resulta más complicado emprender acciones legales para desalojar a un inquilino problemático o para reclamar daños y perjuicios.

Para el arrendatario, la ausencia de un contrato escrito puede traducirse en una falta de garantía sobre la duración del arrendamiento, el precio o incluso el derecho a permanecer en la vivienda. Además, sin contrato, el arrendatario carece de protección ante posibles aumentos arbitrarios del alquiler o desalojos sin el preaviso legalmente establecido.

Recomendaciones sobre alquilar un piso sin contrato

Para evitar las situaciones de riesgo y asegurar una relación de alquiler que beneficie a ambas partes, se recomienda encarecidamente formalizar siempre el alquiler mediante un contrato escrito. Dicho contrato debe incluir, como mínimo:

  • Identificación de las partes (arrendador y arrendatario).
  • Descripción detallada del inmueble objeto del arrendamiento.
  • Duración del arrendamiento.
  • Importe del alquiler y forma de pago.
  • Distribución de gastos y obligaciones.

Asimismo, es aconsejable registrar el contrato en el Registro de la Propiedad, lo que ofrece una mayor protección legal, especialmente para el arrendatario.

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¿Se puede echar a un inquilino con contrato verbal?

Desalojar a un inquilino con un contrato verbal en España es posible, pero el proceso puede ser más complejo que con un contrato escrito debido a la dificultad de probar los términos del acuerdo. Sin embargo, el hecho de que el contrato sea verbal no priva al arrendador de su derecho a recuperar la posesión de su propiedad bajo ciertas circunstancias. Te contamos cómo se puede llevar a cabo este proceso y qué consideraciones debes tener en cuenta. 

Proceso legal para el desalojo

  • Notificación al inquilino: El primer paso es notificar al inquilino de la intención de terminar el arrendamiento. Esta notificación debe hacerse de manera que se pueda probar su entrega (por ejemplo, mediante burofax). Aunque el contrato sea verbal, la ley establece plazos mínimos de preaviso que deben respetarse, generalmente de 30 días.
  • Proceso judicial: Si el inquilino no accede a desalojar voluntariamente el inmueble tras la notificación, el arrendador debe iniciar un proceso judicial de desahucio por expiración del término legal o por cualquier otro motivo previsto en la ley, como puede ser el impago de alquileres. La dificultad aquí radica en probar la existencia del contrato verbal y sus condiciones específicas, como la duración acordada y el importe del alquiler.

Aspectos a tener en cuenta

  • Prueba del contrato y condiciones: Probar la existencia del contrato y sus términos es el mayor reto en el caso de los contratos verbales. Testigos, recibos de pago o transferencias bancarias pueden servir como evidencia del acuerdo y sus condiciones.
  • Impago de rentas: En casos de impago, el proceso puede ser más directo, ya que los recibos de pago (o la ausencia de estos) pueden servir como prueba suficiente del incumplimiento del inquilino.
  • Duración del contrato: La ley asume que, a falta de un acuerdo específico sobre la duración del contrato de arrendamiento, este se establece por un año, renovable automáticamente. Esto es relevante al determinar el periodo de preaviso y otros términos del desalojo.
  • Asesoría legal: Dada la complejidad de estos casos y la importancia de una correcta notificación y procedimiento, buscar asesoría legal es altamente recomendable. Un abogado especializado en derecho inmobiliario puede guiar al arrendador a través del proceso judicial, asegurando que se respeten tanto sus derechos como los del inquilino.

Aunque alquilar un piso sin contrato no es ilegal en España, sí conlleva una serie de riesgos y desventajas significativas tanto para el arrendador como para el arrendatario. La falta de un contrato escrito puede complicar la defensa de los derechos de cada parte y dar lugar a conflictos difíciles de resolver. 

Por ello, la mejor práctica es siempre documentar el acuerdo mediante un contrato escrito, asegurándose de que este contemple todas las condiciones relevantes de la relación arrendaticia y de que se ajuste a la legislación vigente. De esta manera, se promueve una relación más transparente y segura para ambas partes.

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